Concluimos la entrevista a nuestro chef Rubén Cabrera explorando con mayor profundidad los cimientos que han dado forma a su manera de trabajar en el mundo culinario.
¿Cuál fue tu fórmula para lograr el respeto de quienes te rodean dentro y fuera de la cocina?
El respeto se logra siendo un buen profesional, porque de qué te vale ser buena persona, simpático, con carácter duro y de mil formas más que puedes ser como persona, si al final no eres un profesional dentro de la cocina la gente no te respeta, porque dicen: “Este tío no tiene idea”. Yo creo que lo más importante es formarte y ser un líder que tenga conocimiento, porque si no es muy complicado.
¿Crees que unos incentivos mejoran el rendimiento? Si es así ¿Cuáles empleas?
Los incentivos siempre son buenos y lo económico es mejor, es lo que más motiva a la gente. También, de vez en cuando la palmadita en la espalda te gusta, no todo es dinero, pero el equilibrio entre los dos creo que es lo mejor.
¿Cómo lidias con los trabajadores problemáticos? Y ¿Cómo haces para que se conviertan en un buen aporte?
No, los problemáticos directamente los quitamos y buscamos gente que sepa ser más. Es un problema, porque si eres problemático en tu carácter, no va a cambiar, va a seguir siendo problemático. Y al final nuestro trabajo no es educar, sino formar, es decir, al problemático lo quitas y buscas otra persona que entre en el perfil que buscas.
¿Cuándo pones a tu equipo antes que a ti? ¿En el éxito o en el fracaso?
A ver en el éxito siempre lo pones por delante, porque a ellos también les gusta sentirse valorados. Por ejemplo, cuando nos dieron el Sol, en la foto salimos todos y mientras que en el fracaso solamente es el líder el que está ahí. Entonces es como los entrenadores de fútbol, cuando ganan son los futbolistas y cuando los despiden son los entrenadores. Esto es igual, cuando hay una queja en el restaurante, el equipo sale de rositas, pero al que le echan la bronca es al jefe/líder.